lunes, 8 de septiembre de 2008
Bueno, pues aunque no parezca posible estas dos fotos han sido tiradas el mismo día, en Santiago y Coruña.
Esta primera sucedió a la después de comer, cuando volvía al trabajo.
¡Pobre "biciclista" pensé yo cuando ví el percal. Uno se levanta y dice: "Remigia!, voy a coger la bicicleta hoy porque me siento sano, no voy a contaminar el mundo con las poluciones innecesarias de ese vehículo a motor que tanto esfuerzo nos ha costado pagar y tanto esfuerzo nos cuesta llenarle ese depósito sin fin que posee!. (la contestación de remigia no voy a ponerla aquí porque no creo que aporte nada al tema).
Pues después de pedalear sin fin, de esos sudores y de amarrar la bicicleta a la farola como todos los manuales de amarrar bicicletas a las farolas dicen, se va tan tranquilo a hacer lo que tenga que hacer y cuando vuelve ¡zas!, de la bicicleta sólo queda el esqueleto.
La verdad es que es mala suerte.
Pues nada, cogí el coche, me fui a Coruña a casa de un buen amigo con el que había quedado y me cruzo con ésto.
¡Vaya mala suerte!. Te compras un coche y te pasa ésto. En el parabrisas delantero había todo un decálogo de cosas de mala suerte que te pueden suceder en un coche, INCLUSO DICE QUE LE HABÍA ARDIDO!. El hombre debía estar un poquillo enfadado, porque dejó el coche justo enfrente de un concesionario de la marca y deja su teléfono (supongo que para ayudar a cerrar las ventas de los comerciales).
Pues nada, fui a casa del amigo sin mirar hacia arriba ni por asomo, porque la secuencia lógica de mala suerte del día era bicicleta-coche-piso-vida..... y decidí quedarme en coche.......
